Para flauta/flautín/flajuta en Sol, viola y arpa
Sobre la obra
La presente obra es un homenaje a la arquitectura y a la ornamentación islámica en el que se establece un diálogo interdisciplinar entre la belleza del mundo islámico y mi propia música. Del fruto de la observación, el estudio y la admiración de este arte remoto, que inundó parte
de nuestra cultura, surge Qubba: un espacio sonoro construido bajo los principios estéticos del arte islámico interpretados desde mi óptica de la música actual.
El Salón de Embajadores del Alcázar de Sevilla ha sido la referencia fundamental a la hora de elaborar el diseño formal, de ahí el nombre de la pieza (Qubba en el arte islámico responde a este tipo de espacio arquitectónico). Así la macroforma se estructura en bloques de diferentes
duraciones en los que el contenido está formado por elaborados juegos simétricos, sinuosos arabescos, texturas geométricas y diferentes diseños de color armónico y tímbrico que siempre reflejan el exuberante mundo de la ornamentación islámica.
Otra referencia capital ha sido la estimulante estampa creada en ciertos espacios arquitectónicos mediante el reflejo de un monumento sobre el agua, como el Patio de los Arrayanes de la Alhambra. En esta situación la simetría no es perfecta, es irregular, está en permanente cambio debido al movimiento vivo del agua; los elementos se presentan velados y
difuminados entre sí y las proporciones se desfiguran. Qubba recoge también esta idea de simetría irregular y es a partir del compás 165 donde asistiremos al reflejo musical de todo lo anterior.
La obra está dedicada a la memoria de Claude Debussy, por la profunda admiración y el amor que le tengo.